“Dios los cria y el viento los amontona…”

... cerquiiiita mio.

Resulta que ayer a la tardecita estaba muy tranquila en mi casa y me saluda por msn (que lo tengo de adorno porque ya no hablo con nadie) un compañero de la facultad. Me resultó raro porque no es de los que te saludan porque sí, entonces durante toda la conversación estaba esperando el remate, la pregunta, el pedido.

Finalmente llega la pregunta, “¿tenés novio?”. Le contesté que no. Me preguntó hace cuánto que no tenía un novio y le contesté que “novio novio, no tengo hace como tres años”. Bien. Lalala. Se calló. Pero yo intuía que esa NO era LA pregunta.

Al rato vine LA pregunta que fue “¿te puedo hacer una pregunta?”. Creo que en la clasificación de las preguntas esa es la peor pregunta de todas. Le dije que si, que me asustaba el tono, pero que sí. ¡Agarrensé fuerte de la silla todos! ¡¡¡Agarrense!!! (no digan que no avisé). Ahí va: “¿Creés en los hermafroditas?”. Si, si, cual si fuera una deidad, me preguntó si creo en los hermafroditas… largué una carcajada que me escuchó hasta mi vecina del A.

Luego, yo y mi AlbaPedia nos dispusimos a responder con toda la explicación científica sacada de series de TV de médicos acerca de los hermafroditas (?). No contestó. No dijo nada. ¿Será hermafrodito?

No sé… pero posta que se me pegan todos los raritos a mi. Los normales no… si se me acercan los normalitos es por error y se alejan al toque. ¿Seré yo che? ¿Mi cara dirá tanto? Yo sé que no soy la persona más cuerda de los mortales, me lo han dicho ya, pero al menos hago terapia; eso tiene que servir para algo.

Igual, creo que esa es la pregunta más bizarra que me han hecho en mi vida.